«Los obstáculos que nos ofrece la vida
son oportunidades perfectas para mejorar y
seguir apostando por ofrecer nuestra mejor versión»
«Cuando salga por la puerta podré irme en paz, sabiendo que ofrecí lo mejor que habita en mi, sabiendo que me dejé la piel en cada momento y que ofrecí sin reservas todo lo que tenía disponible. Sin embargo, algunos de vosotros pasado un tiempo se preguntará, si realmente ofreció el máximo de sus posibilidades… Os ruego, no permitáis que esa duda os acompañe.»
De ese modo, finalizó una de mis clases utilizadas como superación personal, con el objetivo de motivar a los alumnos y que fueran capaces de mostrar su mejor versión. Desde ese día, la mayoría de alumnos ofrecieron un cambio notable en su forma de juego, dejaron de buscar soluciones en la superficie de sus análisis, para sumergirse en los entresijos de las diferentes posiciones. Después de diversas tentativas, había conseguido despertar en ellos la chispa que pondría en funcionamiento el rugir de un potente motor.
Cuando los alumnos se hacen conscientes de que el verdadero objetivo es ofrecer su mejor versión, automáticamente se levanta el telón, en el que cada uno de nosotros es el auténtico protagonista de una gran función.
¿Cuándo hay que ofrecer la mejor versión?
Hay que practicar por ofrecer nuestra mejor versión en cada momento. En el proceso hay un punto de inflexión, que permite que el proceso se muestre de forma natural, en ese caso podremos afirmar que hemos conquistado nuevamente nuestra verdadera esencia.
Al ofrecer tu mejor versión en cada momento, aseguras que todo tu ser conspira en la misma dirección. Al emplearte a fondo por conseguir la mejor versión de tu propia persona, tus valores de humildad crecen de forma exponencial, la búsqueda de nuevas herramientas para mejorar la técnica de tus habilidades se convierte en el norte de nuestra brújula vital. El resultado final, las tensiones, el intentar ganar a cualquier precio, el miedo a la derrota y un largo etc., desaparecen de un plumazo, ya que el verdadero objetivo es ofrecer la máxima calidad en cada una de nuestras acciones.
«El rival no está fuera, está en nosotros mismos»
Está despertando un nuevo movimiento que no entiende de raza, sexo, religión, política, discapacidad o cualquier otra circunstancia conocida hasta el momento. En condiciones normales, desde el nacimiento estamos en la obligación de mejorar hasta hacernos adultos y luego desarrollar y multiplicar la obra que decidamos ofrecer al mundo, porque al fin y al cabo, cada uno de nosotros es una expresión de su propia creación. En algún momento de nuestra existencia, todos terminamos haciéndonos la misma pregunta… ¿Qué hacer por mejorar y obtener mejores resultados?
El deporte es un fantástico campo de pruebas, que nos ofrece la posibilidad de practicar diferentes métodos de trabajo y comparar resultados para después, ponerlos en práctica en nuestra vida «real». La práctica del ajedrez permite una íntima relación a nivel mental, fortaleciendo ciertos patrones y reajustando otros parámetros, con el objetivo de ofrecer nuestra mejor versión como deportistas y también como personas. Es justo en este punto, en el que los valores del ajedrez tienen un calado de incalculable valor.
La historia de Claudia analizada en detalle
Hace unos días Claudia Hernández de Ajedrez Metro Club, ante el asombro de una multitud, se proclamaba Campeona de España femenina 2016, en la categoría sub-10. Efectivamente con asombro de una multitud, pero no de sus padres (estaban cargados de emoción al contemplar que realmente el sueño se hizo realidad), ni tampoco de sus compañeros, que han sido testigos directos de su evolución en la presente temporada, ni para su monitor que siempre apostó por ella y por su familia.
Hablemos de Claudia. La vida de Claudia no es solamente ajedrez, aunque no creo equivocarme si afirmo que es su gran pasión. Además del ajedrez practica baloncesto, asiste a clases de piano en el conservatorio de Marbella, acude a clases de inglés y para colmo, todas sus notas de fin de curso han sido de sobresaliente. Aun así, para destacar en ajedrez y quedar campeona, hace falta algo más y lo bueno de la historia, es que Claudia desde el comienzo, ha sabido encontrar y poner en práctica las claves que la han elevado a lo más alto…
Tener la posibilidad de participar en el «Campeonato de España de Ajedrez» a ritmo lento en cualquiera de sus categorías, es una oportunidad extraordinaria de compartir una experiencia que seguro te acompañará para el resto de la vida. Prácticamente es una semana lejos de casa, en el que cada día necesitas sacar lo mejor de ti, encontrar recursos de la nada y tener una confianza ciega en que todo saldrá bien. La presencia de la familia es vital para el deportista, sobre todo si hablamos de las categorías sub-08 y sub-10, donde las familias de todos los participantes, sacrifican parte o la totalidad de sus vacaciones para dar forma al sueño de su pequeño hijo por disputar una gran prueba y aquí arranca la historia de Claudia.
Antes de partir y gracias a la participación de sus padres que en todo momento se entregaron a la experiencia y que insisto, resultó fundamental, exploramos posibles escenarios y cómo responder a cada uno de ellos. Por ejemplo, podía ocurrir que todo fuera fantástico al comienzo del torneo y luego llegaran las derrotas (incluyendo la última ronda), como también comenzar mal y luego reconducir el rumbo. En cualquiera de ellos, es prioritario no perder nuestro centro de equilibrio y centrarnos única y exclusivamente en la partida que nos toca disputar, eliminando de ese modo la probable posibilidad de crear una multitud de fantasmas que nos podrán paralizar.
«El poder está en el presente, en el ahora»
Cuando se trata de ofrecer nuestra mejor versión, confiarse del nivel de nuestro rival, como también otorgarle más poder del que realmente tiene desaparece del mapa, los enfados antes, durante y después no tienen sentido, sin embargo, el respeto por nuestro oponente, así como a nosotros mismos se multiplica al máximo, lo que reduce al instante el riesgo que implica una acción precipitada.
En referencia al comportamiento puramente deportivo, para disputar una partida de ajedrez al máximo nivel, es importante trabajar y asentar todo lo comentado desde la primera clase. Mi frase favorita es la que dice, «cuidado con romper el motor«. Al igual que los coches de Formula-1 si conduces de forma violenta y siempre al máximo de revoluciones, es muy probable el motor termine explotando. Cuando te sientas a jugar con la determinante idea de ofrecer tu mejor versión, dejas claro que harás todo lo posible por buscar la victoria, es cierto que en el sistema suizo de los torneos de ajedrez, sumar medio o el punto completo resulta decisivo para avanzar, pero solamente se acepta el empate, cuando se agotan todas las posibilidades por buscar la victoria, ya lo dijo Lasker, «el ajedrez es lucha».
Análisis de los resultados de Claudia durante el torneo
El torneo se jugó por el popular «sistema suizo» a un total de 9 rondas. Desde un punto de vista técnico, me encanta dividir el torneo en tercios, lo que ayuda al alumno a reducir el grado de tensión y nos permite trabajar en cualquiera de los resultados posibles con la potente frase… «El torneo comienza ahora«.
El primer tercio se cerró con victoria, derrota y victoria. Esa derrota dolió, pero gracias a la ayuda de sus padres que estuvieron con ella en todo momento, pudo recuperarse y seguir apostando por sus posibilidades.
El segundo tercio, comenzó con una derrota que también dolió, pero la forma de responder de Claudia, resultó determinante para despegar de forma firme y segura. Al finalizar la partida y limpiarse de emociones, entendió que estaba lista para mostrar todas sus armas. Sin duda, se produjo el punto de inflexión que todos necesitamos para levantar el vuelo. Claudia firmó la quinta y sexta ronda con dos victorias seguidas.
Tercer y último tercio. En nuestra preparación previa, ya hablamos que tanto una sucesión de victorias como de varias derrotas, el deportista está en la obligación de no ceder su centro de equilibrio, en la derrota nos hundimos y con la victoria flotamos en una especie de nube en la que perdemos contacto con la tierra, luego llega una nueva derrota que nos devuelve al suelo, comenzando un nuevo ciclo de montaña rusa. Claudia en la transición del segundo al tercer tercio, creció como jugadora y esa sensación es el mayor tesoro que un torneo puede ofrecernos.
El tercer tercio estuvo cargado de emoción hasta el final, Claudia que hasta el momento era invisible para las preparaciones de sus rivales (no había partidas en bases de datos, ni tampoco en retransmisión del torneo) debutó en el tablero electrónico número 18, partida que finalizó con un buen remate sumando un nuevo punto. A continuación debía salvar la octava ronda contra el fuerte y correcto jugador Martín Morales. Ese viernes inolvidable, Claudia consiguió superar los dos asaltos, sumando un total de cuatro victorias consecutivas. Los padres seguían vigilando muy de cerca los sentimientos de euforia, pero para nuestra sorpresa, ella estaba muy consciente de que era la oportunidad de su vida.
A esas alturas, el esfuerzo por olvidarse de la situación del torneo resultó determinante, Claudia encontró la manera de desplazar la situación en la que se encontraba, reduciendo la tensión y las falsas expectativas que se generan cuando te propones objetivos. Por cierto, según me comentaban sus padres, fue capaz de dormir de un tirón la noche previa al gran día.
En la última ronda, nuestra campeona volvió a plasmar su personalidad en el tablero, asumió decisiones, aceptó sus errores y no se desplomó antes ellos como en otras ocasiones, sino que reorganizó sus fuerzas y cuando todo parecía en contra, ocurrió el milagro que no es otro, que la suerte del campeón.
Es así, para quedar campeón de cualquier prueba se necesitan al menos tres ingredientes, veamos:
a) Creer en ti y en tus posibilidades en todo momento.
b) Ser impecable y ofrecer tu mejor versión desde principio hasta el final y finalmente…
c) Tener suerte.
Respecto a la suerte, creo firmemente que si cumples y te esfuerzas en los puntos a y b, la vida te recompensa y te premia con la suerte del campeón. La suerte es un premio que la vida ofrece a los que se olvidan del resultado final y luchan por desplegar todo su arsenal de recursos en cada momento. Un amigo solía decir…»cuanto más estudio, ¡más suerte tengo!».
Claudia, cerró el torneo con 7 puntos de 9 posibles, finalizando en quinta posición de la categoría absoluta y primera femenina. Sus cinco últimas partidas se cuentan por victorias, sin duda, una acción heroica fruto de un gran trabajo como deportista.
Claudia, con su entrega y pasión, contagió a toda su familia que no dudó en ofrecerle todo lo necesario para ayudarla en los momentos duros y tranquilizarla en los momentos de máxima emoción, excepto cuando finalizó el torneo que la alegría se hizo incontrolable.
Como ya escribí en un artículo anterior, la familia Hernández sigue haciendo historia y sigue sumando apasionantes capítulos, que podemos aprovechar para seguir aprendiendo y contagiar a todos los amigos que desean progresar en nuestro amado deporte-ciencia.
Claudia es el ejemplo vivo, de que si apuestas por ti y trabajas por ofrecer la mejor versión de ti mismo, los resultados terminan llegando en forma de sorpresas.
Y ahora te pregunto a ti…
¿Hasta cuándo aplazarás la firme decisión de ofrecer tu mejor versión?.
Paco Romero
Monitor de Ajedrez en Metro Club
Vicepresidente y Coordinador AMC
Quiero incluir aparte del ejemplo de Claudia, ejemplo vivo, lucha, constancia, perseverancia, optimismo, trabajador,impecable, buena gente, es su profesor de Claudia: Paco Romero, aquel joven que salió de su ciudad natal Jaén para perseguir su sueño, ahora está viendo los frutos de su mejor versión. Suerte Paco y mi mejor enhorabuena por tu labor con estos chicos. Tu Presidenta.D.
[…] ello, la primera norma de Maestro Internacional… Como ya mencioné en mi anterior artículo “Ofrecer la mejor versión”, es posible enfocar el proceso de jugar partidas, como parte de una gran periodo de formación, en […]
[…] Después de un verano apasionante, que ha servido para desconectar de nuestras rutinas habituales y por supuesto, participar en grandes torneos de ajedrez, llega la hora de retomar el contacto y regresar a nuestra escuela de ajedrez en Marbella, en la que podremos compartir todas las experiencias del verano, revisar nuestros “motores” para ponerlos al día con los últimos avances tecnológicos y poder afrontar nuestros próximos retos deportivos, con ilusiones renovadas por ofrecer eso que tanto nos gusta y que hemos bautizado como “nuestra mejor versión”. […]